¡Mándalos a pelar papas!
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¿Cuándo has escuchado ese dicho? Probablemente las nuevas generaciones estén muy poco expuestas a la misma, ya que por razones de mera evolución tecnológica, ya no se le da el trabajo de “pelador de papas” a una persona, al menos eso es lo que siempre se ha dicho sobre los soldados que poseían esta exclusiva destreza en el ejército.
Recientemente, estuve en una agencia gubernamental en Puerto Rico y les tengo que confesar que en ocasiones, me sentí como si estuviera en un campo minado. Un lugar en donde cualquier acción con el fin de defender mis derechos, podía ser contra atacada con ineficiencia y arrogancia.
Soy del pensar que ninguna persona, por más cándida que sea, merece ser tratado con incapacidad y con poco o ningún respeto. Para mí, es muy triste y frustrante ver lo politizadas que están algunas agencias gubernamentales. Cualquier persona “prudente y razonable” esperaría que la gestión gubernamental fluyera sin la intervención ni mediación alguna, de personas ajenas a los procesos, incluyendo cualquier acto de preferencia revestida de legalidad.
Al mismo tiempo es pertinente mencionar que las agencias no existen para ayudar a las personas, no nos llamemos a engaño; están para hacer el trabajo que el poder ejecutivo tiene obligado hacer. El que un empleado trate de asumir el crédito de una acción para la cual fue contratado en el gobierno, es una afrenta al servicio gubernamental y desprestigia enormemente cualquier intento del Estado por proyectar un trabajo justo y equitativo para todo el pueblo.
Por fortuna, algunas agencias o instrumentalidades del gobierno poseen personal comprometido y serio, pero lamentablemente, el buen trabajo de estos queda opacado por otros que no, y terminan “pagando justos por pecadores”.
Entonces, ¿quién es el dueño de la culpa? Siempre se ha dicho que “la culpa es huérfana”, pero también, que “el líder es el responsable de lo que hace su grupo de trabajo”. Es posible que este concepto no se aplique del todo a la estructura gubernamental por lo complejo de su sistema. Sin embargo, de algo estoy convencido, y es que cada gobierno debe trabajar potenciando su “capacidad”. Si lograran hacerlo, tal vez podrían brindar un mejor servicio; uno fuera de intereses personales y políticos. Será entonces, cuando ya no se les “manden a pelar papas”, ni tampoco se escuche decir “que en el gobierno, algunas cosas las cosas las hacen con las patas”.
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