
Acción de Gracias en PR 2017: “La Charca” del Siglo XXI
Es asombroso observar cómo, a pesar del paso del tiempo y la evolución de las circunstancias, nuestro país permanece atrapado en el mismo estancamiento económico de hace 50 años. En esta era, nos enfrentamos cotidianamente a dilemas que ponen a prueba nuestra ética y moralidad, desafiándonos a discernir entre lo correcto y lo permisible.
Esta realidad la percibo cada día en la actitud de muchos puertorriqueños que, prefiriendo el silencio para evitar confrontaciones, comprometen su futuro. La veo en las personas de edad avanzada que, ante la impotencia de los acontecimientos actuales, depositan su esperanza en aquellos con la voluntad y fuerza para denunciar las injusticias. También se refleja en los políticos que, con el deseo de cambiar el destino de nuestra nación, terminan siendo parte de un futuro incierto.
Como bien apuntó el Dr. Manuel Zeno Gandía en su obra “La Charca”, “Jamás sobre la piedra nació el rosal y jamás sobre el organismo degenerado y enfermo de un pueblo se produjo con todo su esplendor la civilización. Sobre cuerpo agobiado, no reacciona vida lozana.”
Nuestros gobernantes y líderes enfrentan la enorme tarea de brindarnos algo de esperanza, aun dentro de este sistema colonial en que vivimos.
A pesar de los desafíos económicos que enfrentamos como sociedad, estos momentos deben servirnos para reflexionar sobre nuestro presente, considerando nuestro pasado para así delinear un futuro mejor.
Levantarse requiere no solo esfuerzo, sino también la voluntad de actuar y enfrentar las adversidades con determinación, para finalmente escapar de la Charca en la que nos encontramos.
Para nuestros gobernadores, legisladores y jefes de agencia, enfrentar nuestra realidad civil no es una tarea sencilla; de hecho, nunca lo ha sido. Pero mantener a una sociedad enferma y subyugada por lealtades partidistas tampoco es aceptable.
Mañana, en el Día de Acción de Gracias, aquellos que lo celebren deberían reflexionar en familia sobre lo que realmente valoran como líderes gubernamentales, como individuos y como puertorriqueños. Comprométanse primero consigo mismos y luego con el futuro de esta y las próximas generaciones en la isla.
Sueño con un país que cree en sí mismo y en sus capacidades; un país con la voluntad y el deseo de regenerarse.
Los desafíos que hemos enfrentado, como la fuerza del huracán María, las operaciones gubernamentales, la falta de servicios básicos y las decisiones del Congreso, han cambiado nuestro presente, pero nunca han podido mermar nuestro espíritu.
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